A veces nos vuelven recuerdos y no sabemos bien porqué.
En estos días me estuvo rondando en la cabeza, una visita a Uribelarrea que hice con unos amigos allá por el 2005...Lo escribo y me parece increíble, fue hace tantos años? Evidentemente, sí.
Allá por el 2005, acompañé a Gabi y Martín, novios por esos días, a "caminar" la iglesia de Uribelarrea, digo caminar porque literalmente Gabi quería ver cómo se sentían los pasos desde la puerta hacia el altar. Habíamos caminado ya la iglesia de Lobos, y sus palabras fueron: "es larguísima, no llego más". En ese momento me reí mucho, nunca había visto tanta ansiedad por llegar al altar...Con el tiempo me dí cuenta de la gran importancia que tenía el "paso" que iban a dar.
Después de visitar la iglesia, y llenos de emoción, almorzamos en un lugar al que no volví, pero me queda como cuenta pendiente...no sé si por la felicidad del momento, por la cantidad de sueños que teníamos, por lo hermoso del lugar, o por todo esto junto...el lugar me pareció increíble.
Uribelarrea nos invitaba a quedarnos, no queríamos volver a casa, queríamos extender nuestra estadía, como para sentir por un rato que no éramos visitantes, que éramos parte del hermoso paisaje que nos encantaba como en un sueño... salimos a recorrer el pueblo, su plaza principal, las calles tranquilas a la hora de la siesta nos llenaban el corazón; como en la mayoría de los pueblos las calles a esa hora son habitadas por perritos que jamás podríamos llamar callejeritos, en los pueblos tranquilos los perros son dueños de las calles, especialmente a la hora de la siesta, viven con libertad, van y vienen, son de todos y de nadie, casi al mismo tiempo...
En nuestro paseo, una casa llamó nuestra atención...
La casa en sí era hermosa y eso sólo hubiera sido suficiente para que nos encantara, pero lo que nos enterneció aún más, fue el cartel a la derecha de la puerta de entrada.
Tuvimos que acercarnos para verlo bien...Lo veíamos, pero queríamos verlo de cerca.
"Pintor de casas", no solamente pintor...siempre guardé estas fotos, porque me pareció una manera original de definir su trabajo. Hoy, tantos años después, esto me hace pensar en los oficios, en toda la gente que encuentra su tarea, su misión en el mundo y hace de eso su profesión. En toda la gente que encuentra placer por hacer cosas, por y para los demás; aún cuando vivan de eso, ayudan a hacer más fácil o placentera la vida del resto, dejan una huella en nuestras casas, en nuestros espacios, en nuestra vida cotidiana.
Seguramente el Sr. Ramos nunca vea esto, pero este es mi humilde homenaje a su oficio, a su profesión, y especialmente a su hermoso cartel...
Hermoso!!! Mi Hada! te queremos mucho!
ResponderEliminarMartin y Gabi